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Historia

1937:
Iberia era abatida desde su corazón por la "Guerra Civil Española" catástrofe que mancha con sangre otra página de su historia y que también indica el inicio de algo más esperanzador.

En la periferia de la bella Barcelona, guarecida por frondosos jardines se edificó la pomposa residencia de la familia Cántabro, uno de los clanes más poderosos de la ciudad aunque las malas lenguas decían que su poder se extendía por todo el país.
Un palacio digno de la realeza catalana, supieron llevar por décadas la crisis generadas por los cambios sociales incluyendo la de 1929 o el mismo golpe de la Guerra; inclusive, la tercera generación Cántabro, conformada por un joven que fue mandado al combate y trillizas buscaban el bienestar y progreso de su amada ciudad, abriendo las puertas de su encantado alcázar a los hijos de sirvientes y ajenos a la servidumbre para impartir lecciones básicas de escuela, llevando cada chica una labor asignada en pos de sus habilidades.
En si la familia era admirada y envidiada por igual, empero su presencia en la ciudad misma era nula, prácticamente ausente excepto en las festividades mismas de la comunidad autónoma.

Vivían tranquilos y dejaban vivir; esa era su máxima y modo de vida.

Pero esa tranquilidad, adquirida gracias a artimañas y otros logros acabó una noche de Noviembre, cuando un sirviente de la familia da muerte a todos sus integrantes presentes a cambio de un jugoso pago por parte de rivales entrañables del poderoso apellido.

La morada quedó abandonada puesto que ni el único sobreviviente de la catástrofe, regresando de la guerra quiso volver a esa casa “maldita”, estableciendo vida lejos de ese fatal recuerdo y la impotencia de no haber defendido a su familia antes que a su nación sumida en la desgracia…. Leer más.